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                Muy buenas tardes a todos. Antes de empezar con esta presentación del libro de Salvador Regües quisiera pedirles disculpas anticipadas por si el contenido de la misma se sale de los cauces habituales de una presentación al uso. Es la primera que hago en mi vida y aunque la he preparado con mucho esmero no sé si lo que voy a decir es lo que se suele decir en estos casos. Pero bueno, es lo que hay y lo que sí les puedo asegurar es que está hecha con todo el cariño del mundo.

         Así que... Me gustaría empezar con un dato biográfico de Salvador Regües que quizás mucho de ustedes desconozcan. Y no, no es el del curioso y breve noviazgo que tuvo con una importantísima ciudadana de esta ciudad y que desveló en una entrevista hace unas semanas dejando perplejo a más de uno, empezando por el que les habla. Me refiero a otra cosa. Salvador Regües nació 8 días después que Pedro Villarroel. Lo de menos es el día y el año. Lo trascendente es que casi a la vez vinieron al mundo dos grandes levantinistas. Los dos han sido vitales para cumplir los 100 años de vida que hoy todos celebramos. Lo triste es que uno de ellos fuera absorbido fatal e irremediablemente (como diría Luke Skywalker) por el lado oscuro de la fuerza. Pero él sólo se lo ha buscado y él solo se ha labrado la imagen que dejará en la Historia del levantinismo. De poder haber sido recordado como el mejor granota de la Historia ha terminado saliendo por la puerta de atrás con la satisfacción generalizada de todo el levantinismo. Y bueno, por si alguien se ha quedado con la duda, no estoy hablando de Salva, eh, que quede claro...

       De Salva, y permítanme que le llame así, aunque debería haber una calle en Valencia que se llamara Calle del Excelentísimo Señor Don Salvador Regües, no puedo contar más que cosas buenas. No me sale otra cosa por mucho que lo intente. Y una prueba de lo que les estoy diciendo es que yo, un simple granota de a pie (que se saca todos los años su pase de Gol Alboraya Alto con sus colegas levantinistas de toda la vida) esté sentado aquí, en esta mesa, entre tanto granota ilustre, presentando su magnífico libro “Levante, del Udelage al Nuevo Milenio”. Todo un honor al que no veía justificación cuando Salva me lo propuso este verano. ¿Salva, por qué yo, si yo no soy nadie...? Y Salva no me daba razones. Quiero que seas tú y punto.

 Y luego caí, claro. Claro que soy alguien. Yo, como muchísimos otros que me han precedido, soy el Levante. Yo soy uno de esos que durante los últimos 100 años han sucumbido a la magia del universo granota, a un sentimiento que muchas veces nada tiene que ver con el fútbol y que ha hecho posible, generación tras generación, que la llama de este club se haya mantenido viva desde el campo de la Playa de Levante de 1909 al del Ciutat de València de 2009. Soy uno más de una cadena humana que, gracias a muchísima gente que ya no está con nosotros (y que tantas veces lo dieron todo y más por su Levante), ha seguido milagrosamente intacta hasta alcanzar sus primeros 100 años de vida. Así que gracias, Salva, gracias otra vez por la parte que me toca, y por el honor y el orgullo que para mí representa esto que me pediste que hiciera. Solo espero no defraudarte.

       Buenos días, Levante; Buenas tardes, Levante; Buenas noches, Levante. A todas horas, Levante. Son palabras de Salva, de quien si no. Un granota de los pies a la cabeza, de esos que están predestinados a serlo antes de nacer y que no necesitan el manual de instrucciones para darse cuenta de donde está lo mejor que ofrece la vida. Porque ser del Levante no es sinónimo de sufrimiento, me niego a aceptar ese tópico. Ser del Levante es un ejercicio de vitalidad total.

        Aunque la vida, y supongo que estaremos todos de acuerdo, no es un camino de rosas. Por eso el granota va siempre por delante, sabe lo que cuesta el día a día y lo importante que es mantenerse unido junto a los que, como él, nunca lo han tenido fácil. Y esa actitud permite disfrutar mejor que nadie los esporádicos placeres que da la vida. Placeres que, cuando llegan, se gozan infinitamente más que los éxitos que a todas horas saborean los más poderosos. Vale la pena iniciar a un niño en el levantinismo. Se curtirá para saber afrontar las dificultades de la vida. Otra vez Salva, otra frase suya que da en la diana y que podrán encontrar en este maravilloso libro que presentamos esta tarde.

 Y aunque no necesita avales granotas de ningún tipo no puedo dejar de recordar que desde 1976 posee la Insignia de Oro y Brillantes del Club que le otorgó el entonces presidente Grau Torralba y que también existe una peña levantinista que lleva su nombre y que sé que es algo que le emociona especialmente: Granotes de la Vall Salvador Regües, radicada en Alcàntera de Xúquer.

La trayectoria de Salva como cronista y erudito del levantinismo es realmente apabullante. Desde sus colaboraciones en la Cartelera Diverama, donde entró en 1968 hasta el día de hoy, más de 40 años después, su recorrido se ha visto jalonado por publicaciones como Récord, El Deportivo Valenciano, Deportes, As, Cuarta Dimensión y Cartelera Turia hasta que en 1995 el periodista Amat Sapena le ofreció en el periódico Levante-EMV una columna semanal donde plasmar su particular universo levantinista: Granotes, que, desde entonces, se ha convertido en un referente básico para conocer la realidad del club de Orriols.

 Y llegados a este punto, Salva, permíteme decirte dos cosas, con todo mi cariño, sobre el periódico en el que colaboras. La primera es simplemente anecdótica y seguro que la desconoces porque resulta que Amat Sapena fue compañero mío en un curso puente cuando estaba terminando mis estudios en la Facultad a finales de los 80. Casualidades de la vida, como se suele decir. La segunda es un poco más crítica pero, conociéndote como te conozco, seguro que, en cierta manera también deseas que la situación cambie. Me refiero a la atención que el Levante-EMV dispensa a nuestro querido Levante UD. A veces parece que para ese diario solo exista un equipo de fútbol en esta ciudad y todos sabemos que no hablo del que da su nombre al periódico. A ver si, entre todos, y aprovechando nuestro año del Centenario, las cosas se equilibran en su justa medida y, en el día a día, el excelente diario Levante-EMV informa de la actualidad granota como nuestra entidad se merece.

Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Yo, lo siento mucho, pero odio esta frase. A mi entender, lo que siempre hay detrás de una gran pareja es una gran conexión que los enriquece mutuamente. Lo difícil, claro, es que esas dos personas se encuentren y conecten al cien por cien. Pero cuando eso sucede todos ganan. El hombre y la mujer a partes iguales. Y en este caso Salva ha tenido muchísima suerte con María José y María José con Salva desde que en 1973 decidieron unir sus vidas. Y los que lo vemos desde fuera pues, claro, no podemos ocultar cierta envidia sana o más que sana, sanísima. Quiero aprovechar este reconocimiento público que hago de María José Martín para reivindicar (en mi nombre y en el de Salva) la importancia trascendental que las mujeres han tenido en los 100 años de Historia que nos contemplan. Las levantinistas, tanto las futbolistas como las aficionadas, no solo nos han dado los más grandes títulos que engalanan nuestro palmarés sino que han sido piedras angulares para la supervivencia de este Club. De tantas formas y maneras, que creo que se merecen por nuestra parte un agradecimiento y un respeto mucho mayor del que hasta ahora se les ha demostrado.

 Y ahora permitan que les desvele, un poco por encima, el contenido del libro que tengo el placer de presentarles: “Levante, del Udelage al Nuevo Milenio” es una amenísima obra, con múltiples fotografías inéditas, donde el autor nos hace un encantador recorrido de la Historia de nuestro Levante desde el fin de nuestra terrible Guerra Civil, en 1939, hasta el año 2000.

Del Udelage (ese simpático nombre por el que se conoció la fusión del Levante FC y el Gimnástico a  finales de los 30 y principios de los años 40) al equipo que, liderado por el pichichi Salillas, a punto estuvo de ascender a Primera División en la temporada 1999/2000, son innumerables los nombres, personas y anécdotas azulgranas que encandilarán a cualquier granota que tenga el libro entre sus manos. Y los que no sean levantinistas ni futboleros seguro que también disfrutan. Porque utilizando como bandera de enganche la trayectoria del conjunto granota, Salva ha hecho una magistral disección histórica, sociológica y cultural de toda aquella época. Lo que pasaba en Valencia, en España y en el mundo entero queda perfectamente reflejado en este libro. Para hacernos una idea: Es una especie de Cuéntame cómo pasó pero a lo bestia.

 Y aquí además se puede disfrutar a tope con una de las grandes aficiones de Salva: Su profunda cultura cinematográfica, su pasión por el Séptimo Arte con mayúsculas. Alguien que si pudiera reencarnarse lo haría en François Truffaut, Groucho Marx, John Huston o Luis García Berlanga, que sus actores preferidos son Alberto Sordi y Pepe Isbert y que considera a Joan Crawford y Audrey Hepburn las mejores actrices de todos los tiempos, les aseguro que, de cine, entiende un rato. Solo espero, Salva, que dentro de no mucho tiempo también tengas entre tus preferidos a un tal Pau Martínez y a éste que, modestamente, te habla. Sería la mejor prueba de que hasta los mismos granotas somos capaces de hacer cine de Primera División.

Para acabar esta presentación y aprovechando la asistencia de ilustres directivos como Paco Fenollosa, míticos ex-jugadores granotas como Vicente Latorre y, sobre todo, nuestro actual Director General, Quico Catalán, quisiera agradecer al Club esta maravillosa iniciativa de los 5 Libros Oficiales del Centenario, que ha empezado hoy con la presentación del libro de Salva y el de Pedro Sempere (que, por cierto, les aseguro que también es otra publicación extraordianaria) y que concluirá con los de Emilio Nadal, el de José Vicente Peiró y Francisco Villaescusa y el dedicado al de los testimonios de numerosos aficionados levantinistas. Quico: Yo a ti qué te voy a decir que no sepas. Sabes lo que te aprecio como sé también lo mucho que tú me aprecias a mí y lo feliz que me hace que, aunque sea provisionalmente, estés llevando el timón de la nave azulgrana en el año de nuestro Centenario como equipo Decano de toda la Comunidad Valenciana. Tu labor, como la de tantos trabajadores del Club que respaldan tu gestión (y a los que desde aquí también quiero mandar un fortísimo abrazo), está siendo excelente. En poco tiempo la imagen de nuestra entidad ha subido muchísimos enteros. El maravilloso eslogan 100 años para Honrar, un Futuro por Conquistar que se puede ver por las calles de Valencia lo dice todo. Hay que mirar hacia delante porque lo mejor está por llegar.

 Ah, Salva, una última cosa: Muchísimas gracias por haber dedicado tu libro, entre otras personas, a mi Tío Ramón Victoria. No sabes, no te imaginas lo muchísimo, muchísimo que lo agradezco...

ENRIQUE VICTORIA